Ya es hora de cambiar nuestra relación con el “ganado”

¡Nuestras compañeras vaquitas! Radha (izq.) y Shekinah (der.)

En su esencia, las vacas son seres que nutren los espacios que habitan, y los otros seres vivos con que coexisten. La verdad es que mucha gente no sabe esto, a pesar de que las vacas han sido usadas en granjas desde el momento en que primero las trajeron a Puerto Rico. Irónicamente, mientras hemos estado incluyendo a las vacas en fincas y en la agricultura por siglos, aún tenemos mucho que aprender sobre lo que ofrecen en un sistema de permacultura, y también, sobre qué ofrecen como seres vivos dentro de un ecosistema como tal. Las vacas traen innumerables bendiciones y aprendizaje sobre la importancia de la acción compasiva de un ser viviente hacia otro. 

Cualquier persona que trabaje con permacultura, agroecología, y/o con activismo vegano te puede decir que las vacas son seres fascinantes. Más allá de su lindura y lo cariñosas que son (les ENCANTAN los sobitos y los juegos), sus procesos digestivos hacen que su estiércol sea invaluable para regenerar el suelo, y fertilizar los cultivos. Su leche, que es por lo que se conoce más a nivel internacional, es abundante también. Muchas vacas, cuando crean un vínculo emocional con los humanos que las cuidan, comienzan a producir leche cuando notan que la niñez en su familia humana tiene hambre, o simplemente, como una forma de “cuidar” de los humanos a los que aman. Es importante reconocer el valor de estos animales, especialmente cuando bebemos leche, o consumimos cualquier otro producto lácteo. Para crear una relación simbiótica, que beneficie a ambas partes, con la vaca, tenemos que conscientemente recordar que no queremos aprovecharnos de los hermosos regalos que nos ofrecen.

Radha disfrutando por Plenitud

Todos los seres vivos están conectados. Repasamos lo que eso significa: cada ser que forma parte del reino animal, el reino vegetal, y el mundo mineral (¡incluyendo, las piedras y el suelo!) es un ser vivo. Si aplicamos la idea de que todos los seres vivos están conectados, eso significa que cada acción de cada ser directamente afecta el bienestar de todos los demás. De la misma forma en que nuestras acciones humanas afectan a todo el mundo, la presencia y movimiento de cada animal, planta y mineral afecta a todos los seres vivos que le rodean. 

Las vacas tienen la capacidad de literalmente beneficiar a cada ser con que comparten un espacio.

Como colectivo, ¡la humanidad puede aprender mucho de esto! El maltrato a los animales que hemos impregnado en nuestras estructuras sociales para poder “producir” carne y leche de vaca y sus derivados, no sólo no nos permite vivir en armonía con el medioambiente - le hace daño a todos los seres vivientes. Por ejemplo, la granja industrial internacional es la causa primordial detrás del calentamiento global. Es responsable por las muertes de 23 millones de animales terrestres al día. La producción masiva de cultivos para alimentar a estos animales (como la soya y el maíz) para estas operaciones industriales se estima que emite alrededor de 2.4 billones de toneladas de CO2 cada año. Además de eso, la granja industrial es responsable por el 37% de las emisiones de gas metano, que tiene casi 20 veces la capacidad de calentar el planeta del CO2. Si observamos la manera de existir de las vacas, podemos aprender mucho sobre nuestra capacidad de cuidar el ambiente que habitamos, no sólo de formas “drásticas, ” pero con nuestras rutinas diarias, alimentación, y manejo de desechos orgánicos. Esta falta de armonía con nuestro entorno nos desconecta de nuestras fuentes de alimento y de agua, y amenaza la capacidad de todos los seres vivientes de vivir saludablemente, ¡tanto física como mentalmente! Cuando vemos a una vaca cuidando de su bienestar y del de su familia, aún en condiciones difíciles (como después de un huracán u otro desastre natural), podemos aprender a notar cómo busca lo mejor para ella, y también para sus seres queridos.

Shekinah pastando.

¡La creación de sistemas en donde convivimos con una diversidad de especies es necesaria! Por lo general, mientras más especies haya en un ecosistema, ¡más fuerte es! Cada ser vivo que habita un ecosistema le aporta beneficios a su balance, y esto beneficia a todes. El estiércol de las vacas, por ejemplo, es de los mejores abonos que hay para los cultivos por su cantidad de nutrientes. Aquí en Plenitud, lo preparamos en composta y en té de composta, para fertilizar nuestros cultivos y fomentar el crecimiento de microorganismos en la tierra. Esto es importante, ya que los microorganismos reciclan los nutrientes y los hacen disponibles a las plantas, a diferencia de los abonos sintéticos, que contienen los elementos para nutrir las plantas, pero no los microorganismos para retenerlos. Usar té de composta o composta de estiércol de vaca como biofertilizante ayuda a la tierra a retener los nutrientes de forma que no se los lleve la lluvia. Así es más fácil cuidar el suelo y apoyar su resiliencia y fertilidad. ¡Con la ayuda de nuestras queridas vaquitas!

Si observamos la forma en que las vacas existen, podemos aprender mucho sobre nuestra propia capacidad de cuidar del medio ambiente que habitamos, al igual que nuestro propio bienestar. Esto nos permite también observar nuestras rutinas, y evaluar si amenazan o nutren a los demás seres vivos en nuestro entorno. Aprender a existir en armonía con nuestro entorno no sólo se hace con medidas “drásticas,” pero a través de rutinas, cambios en nuestra dieta, y manejo de desechos. Y, por supuesto, aprendiendo que como todo lo que le hacemos a otro ser vivo, nos lo hacemos a nosotres mismos.

A través de los siglos, los seres humanos hemos creado un paradigma insostenible a nivel mundial, mayormente enfocándonos en cómo maximizar lo que le podemos quitar a un animal, en vez de qué le podemos dar. Por ende, la pregunta es: ¿cómo cambiamos nuestros hábitos para parar el ciclo de daño y vivir más armoniosamente con el mundo natural? La crisis climática y la forma en que está impactando a nuestras comunidades nos obliga a encontrar respuestas a esta pregunta.

¡Nuevas amigas! Seona, Radha y Shekinah compartiendo

Comenzamos simplemente: cuestionando. El significado que le asignamos a algo puede nutrirlo tanto como puede destruirlo. Si le aplicamos esto a nuestra relación con los animales, y a lo que las vacas representan para nosotres como colectivo, esto significa permitirnos mirar a las vacas como si nunca hubiésemos visto una antes, y “conocerlas” de nuevo para permitirnos crear un nuevo concepto de las vacas - casi como si conectaras con un nuevo amigo.

¿Quieres saber más sobre cómo mejor conectar con una vaca para crear más armonía en tu medioambiente? Lee más sobre cómo nuestra horticulturista y experta en cría de animales Katie Bullis pone esto en práctica todos los días.


Victoria Sagardía Calderón

Victoria es escritora, especialista en trauma, traductora, maestra y bailarina profesional. También es parte del equipo de comunicaciones de Plenitud PR desde septiembre de 2023. Por lo general escribe sobre temas de conexión con el medioambiente (incluyendo nuestra comida), sanación y salud, relaciones, y resiliencia comunitaria. Cuando no está escribiendo o sirviendo con el equipo de Plenitud PR, le gusta estar en la naturaleza, cantar, cocinar, y conectar con plantas medicinales.

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