Sembrando Semillas de Esperanza

Soy agricultora y estudiante graduada y este año tuve la oportunidad de trabajar por primera vez como educadora y líder en desarrollo de currículo en el programa de Crezco en Plenitud PR. Crezco en Plenitud actualmente impacta a más de 400 niñes, jóvenes, y familiares; enseñando un currículo holístico y agroecológico en 4 escuelas públicas ubicadas en Las Marías, Maricao y Añasco, Puerto Rico. Semanalmente llevamos a cabo talleres en los  “Espacios Eco-creativos” en dos escuelas aliadas: Dr. Silverio Medina Gaud en Las Marías y Raul Ybarra en Maricao. Estos espacios están dedicados a huertos escolares, murales educativos, estaciones de compostaje y sistemas de recolección de agua de lluvia.

Como parte de mi servicio estoy apoyando en el desarrollo de un currículo holístico que integra temas de arte, movimiento y salud mental con la agroecología. Este currículo se ha enseñado y aplicado en los huertos escolares. Desarrollar un currículo holístico para la niñez puertorriqueña conlleva balancear muchos factores y retos. Un factor bien importante para mi y para nuestro equipo, es sembrar esa semilla de esperanza, amor y apreciación hacia la agricultura en Puerto Rico. En un país donde importamos 85% de nuestra comida y donde nuestra historia ha sido lentamente olvidada, creemos firmemente que volver a nuestras raíces es esencial para la formación de la próxima generación de líderes. 

Cuando pienso en todo lo que es Puerto Rico para mí, pienso en toda la diversidad de flora, fauna, comida, música y sobre todo mi gente. Nuestro pueblo es lo que nos hace únicos. Por eso, en el proceso de desarrollar actividades para la niñez, siempre tengo a mi archipiélago en mente. Nuestras actividades reflejan la complejidad y la diversidad del pueblo puertorriqueño.

En una de nuestras actividades en el huerto escolar, aprendimos sobre la importancia de los policultivos. Al contrario de los monocultivos (área donde hay un sólo cultivo sembrado), los policultivos se basan en el conocimiento ancestral de crecer varios cultivos simultáneamente (también conocido como intercalar cultivos). Por ejemplo, sembrar tomate y albahaca juntos ayuda al crecimiento saludable de ambos cultivos. A través de esta actividad, tuvimos la oportunidad de también aprender sobre la importancia de la diversidad en nuestra comunidad. Así como en la naturaleza, entre mayor diversidad de estudiantes hay en nuestras escuelas, mayor fortaleza y resiliencia tendremos.

También aprendimos que al igual que las plantas, aunque seamos diferentes todes tenemos algo que aportar y todes tenemos el mismo valor.

Un reto sumamente presente en nuestro servicio es la desigualdad de recursos. Todes hemos observado cómo la pandemia ha trastocado a todo nuestro pueblo, en especial la niñez y juventud. En zonas rurales como Las Marías y Maricao, la comunidad tiene muchas más dificultades, a veces imposibilidad, para acceder a recursos que usualmente damos por concedido en otros pueblos. Por esta razón, la labor que realiza el equipo de Crezco en Plenitud es indispensable para el crecimiento saludable de la niñez. Nuestras actividades toman en consideración las situaciones por las que están pasando les estudiantes, y crean un espacio donde la niñez puede disfrutar, reír, aprender y sanar.

Nuestra misión va más allá de desarrollar la próxima generación de agricultores; queremos crear ciudadanos con amor propio, autoeficacia, y resiliencia. 

Otro factor vital es el constante cambio económico, social y climático en nuestro país. Todas las actividades que he desarrollado cuidadosamente enfrentan muchas barreras para su implementación, a menudo como resultados de la falta de recursos para hacerlo. Como educadora, he aprendido a ser flexible, adaptarme a las circunstancias y hacer lo mejor del momento. Me he dado cuenta que lo más importante de este servicio no es cuántos temas se puedan cubrir, sino la conexión genuina que podamos hacer con les estudiantes. Lo que les estudiantes más necesitan es ser escuchados, ser aceptados y ser amados. Eso va más allá de cualquier lección sobre semillas, composta o plagas. Por eso veo a la niñez como una semilla que necesita ser regada con cariño, abonada con valores y cultivada con mucho amor. 

El privilegio de servir en este equipo me ha permitido desarrollar destrezas para manejar los cambios y retos que se presentan constantemente a nosotres les educadores. Pero el  privilegio más grande ha sido presenciar la transformación de la niñez en todos los sentidos. Durante el transcurso del semestre, la niñez mejoró sus habilidades motoras, autoestima y trabajar en equipo. En otras palabras, ¡les encanta trabajar con la tierra y las plantas! Lo que en un principio comenzó como una maestra enseñando una materia, al final terminó siendo una amiga donde elles depositaron su confianza y apoyo. 

Hace unas semanas atrás, al final de las clases, todes tuvieron la oportunidad de cosechar los cultivos que sembraron y cuidaron durante el semestre. ¡Se podía sentir la emoción en el ambiente! Algunos hasta probaron vegetales que nunca habían comido antes como “kale” y  “collards”. No niego que he tenido momentos difíciles durante este primer semestre como educadora, pero vale la pena todo cuando vemos las caritas sonrientes de la niñez al entrar a su rinconcito de paz. 

¿Quieres sembrar semillas de esperanza? Ayúdanos a construir un futuro más brillante haciendo tu contribución hoy.


Anterior
Anterior

5 consejos para mejorar tu digestión (más allá de lo que hay en tu plato)

Siguiente
Siguiente

Convirtiendo los Problemas en Oportunidades con la Permacultura