El Poder Transformativo de la Bioconstrucción

Pocos lugares en el mundo están bendecidos con la abundancia natural que puede ser encontrada en Puerto Rico. Geográficamente, la isla ha sido bendecida con una variedad de microclimas que brindan abundancia de agua, sol y suelos. Sin embargo, esta misma geografía nos hace propensos a un gran número de riesgos naturales como huracanes, deslizamientos y terremotos. En los pasados tres años, la isla ha sobrepasado huracanes y terremotos entre los más intensos en su historia. 

Nuestra infraestructura entonces enfrenta el reto de integrar y responder a la dualidad de la naturaleza de nuestra isla- abundancia y riesgo-, un reto que muy pocas veces logra sobrepasar. 

Creciendo en el área metropolitana de Puerto Rico, siempre estuve rodeada por infraestructura: carreteras, expresos, urbanizaciones… Pero aunque la infraestructura es abundante, existe de una manera caótica. Las carreteras están llenas de boquetes y se inundan frecuentemente; el expreso está en un constante estado de pausa por el tapón; los edificios de hormigón están en un estado de abandono total. La infraestructura cuyo propósito es ayudarnos, está constantemente fallandonos y abrumándonos con un sentimiento de agobio. Todo esto termina afectando negativamente nuestra calidad de vida, ni conectándonos a nuestro entorno ni protegiéndonos de los riesgos que posee.

Esta desconexión entre el mundo construido y el natural resonó profundo dentro de mi. Buscaba el sentimiento de una relación armoniosa entre ambos mundos y yo, un sentido de comunidad que se extiende más allá de lo que estaba experimentando.

Ahí me di cuenta que la infraestructura tenía el poder transformativo de unirlo todo.

Esta creencia me llevó a aprender sobre materiales y métodos de construcción alternativos, y entonces fue que me tope con la bioconstrucción. 

Como ingeniera, inmediatamente me interesé por el asunto. Los materiales naturales utilizados en construcción presentan retos de diseño por su variabilidad intrínseca- como sus variaciones por región y sus métodos de construcción DIY. Desde el punto de vista de desarrollo, también presentan una alternativa de mayor accesibilidad en términos de materiales. Personalmente, encontré que trabajar con materiales como bambú, y en especial la tierra, es sumamente empoderante. 

La experiencia sensorial de trabajar con estos materiales es muy envolvente, y te empuja a trabajar con ellos de manera intuitiva utilizando el tacto, olor, visión y audición. Este vínculo que formas con los materiales también te da un sentimiento de conexión a una identidad cultural subyacente. Hasta el último siglo, las edificaciones en la isla eran construidas con materiales naturales como tierra, maderas duras y palma. Algunas de estas construcciones han permanecido y pueden ser vistas en lugares como el Viejo San Juan, donde hay edificaciones hechas de tapia- un estilo de construcción en tierra- y ausubo, una de las maderas más importantes en la historia de la isla. Estos edificios son un testamento a la resiliencia de estos materiales y cómo pueden resistir y protegernos de los riesgos naturales que se nos presentan. 

Construir con estos materiales requiere un gran esfuerzo físico. Sin embargo, esto presenta una oportunidad para unirnos con nuestras comunidades y crear de manera cooperativa, un acto que es revolucionario y nos ayuda a integrarnos con nuestros ambientes naturales y construidos. Este es un aspecto de este trabajo que ha sido particularmente significante para mi, pues a través de esto es que he visto la integración de los poderes de nuestra infraestructura, nuestros recursos naturales y nosotras mismas. Mi tiempo sirviendo con Plenitud PR me ha enseñado cómo encontrar las muchas maneras de integrar a nuestras comunidades de una manera más holística- utilizando métodos de diseño de permacultura más allá de solo agricultura. Podemos rediseñar nuestras comunidades, nuestros hogares, y hasta nuestros pequeños micromundos de nuestros escritorios en una manera que nos permite sentirnos más conectadas y en paz en los espacios que habitamos.


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