Cómo el Servicio Abrió Mi Mente y Corazón: Lecciones del Jardín de Nate

Elisa y la codirectora ejecutiva Paula Paoli en 2013

La primera vez que llegué a Plenitud PR a través de un viaje de aprendizaje de servicio de mi universidad, no tenía idea de cuánto mi vida se transformaría en sólo una semana con la organización. Llegué a Las Marías en el 2013, el día que cumplí 21 años de edad, lo que me pareció una aparente feliz coincidencia. Digo esto porque la forma en la que supe de Plenitud PR fue un poco no-convencional. Sin embargo, ahora veo, luego de 10 años, que no fue una coincidencia- fue un regreso a casa y a mi familia espiritual.

Me gradué de Eckerd College y durante mi tiempo allí hice amistad con un chico lindo, gracioso, y maravillosamente extraño llamado Nate. Nate se convirtió rápidamente en un buen amigo con quien disfrutaba pasar el tiempo, y más aún, me encantaba molestarlo. En el año 2012, Nate fue a Plenitud PR para completar un viaje de servicio durante sus vacaciones de primavera, y compartió conmigo la alegría que él encontró al trabajar en la finca en Puerto Rico. Nunca olvidaré caminar junto a él mientras nos dirigimos al departamento de Psicología mientras compartía su experiencia conmigo, y sembraba una semilla en mi mente, y con firmeza en mi corazón, que algún día se convertiría en un gran jardín lleno de amor y servicio.

Tres semanas después del viaje de Nate, él murió trágicamente en un accidente de auto. La muerte de Nate fue mi primera experiencia perdiendo a alguien repentinamente, y además alguien que no estaba en edad avanzada ni con alguna enfermedad. En mi duelo, encontré varias formas de honrar la memoria de Nate y sentirme más cerca de él. En un momento cercano a su muerte, Plenitud PR decidió hacer un jardín en honor a la memoria de Nate. Esta acción fue un llamado de amor de mis hermanos y hermanas en la finca para aprender, amar y sanar. El año siguiente mi universidad ofreció un viaje y supe que quería ir en honor a la memoria de Nate y también para encontrar sanación para mi misma.

Nate durante su tiempo en Plenitud PR en el río (izquierda) y trabajando en el jardín (derecha).

Decir que este acto de servicio cambió mi vida se quedaría corto. Llegar a Plenitud PR se sintió como llegar a casa. Fui recibida por personas que me trataron como si fuera una más de la familia, que compartieron conmigo el deseo de honrar a Nate, y que trabajaban sin descanso para crear una vida dirigida hacia el servicio. Por primera vez en mi vida, me sentí comprendida con solo haber llegado y ser yo misma. Me sentí menos sola en mi deseo de interconexión y compresión. Aunque vine a pasar el duelo, me fui con mucho más que meramente un corazón menos angustiado.  

Trabajar en el Jardín de Nate fue algo que me proveyó el espacio para enfrentar la tristeza de perder a Nate, honrar su memoria, y retribuir en una forma en que sentí que era lo apropiado en memoria de Nate. En la entrada de la finca hay una placa que hace referencia a una cita de Thomas Campbell que lee: “Vivir en el corazón de los que dejamos atrás es no morir.” Eso es lo que el jardín de Nate representa. 

El jardín ha visto el esfuerzo de cientos, sino de miles de manos, que han dado su servicio con amor en memoria de Nate. Aunque es el “Jardín de Nate,” es realmente el jardín para la memoria de toda aquella persona que hemos amado y perdido. El jardín ha recibido cuidados en memoria de tantas personas que han dejado el plano físico, y que a través del esfuerzo combinado de amor y servicio, este jardín canta su belleza orgullosamente y sin arrogancia.

Diferentes grupos de estudiantes han trabajado en el jardín, incluida la Universidad de Eckerd (Elisa y sus compañeros de clase en la primera foto), la Universidad de St. Thomas, la Universidad de Drexel, la Universidad de George Washington y la Universidad de San Diego.

Lo que sé es que a través de este jardín, y mediante el esfuerzo de tantas personas desinteresadas, la memoria de Nate vivirá para siempre. Este jardín es un lugar donde se pueden sentir todas las emociones, y brinda un espacio tranquilo y seguro para sucumbir y expresar esos sentimientos. Amor, duelo, coraje, alegría, nostalgia, y paz son algunos de esos sentimientos que he tenido mientras me siento a meditar en el jardín. Este es un lugar de sanación. Este es un lugar de amor. El jardín es un bello espectáculo de color y vida, pero es cierto que lo que lo hace un lugar especial y magnífico es la intención de cuidarlo en honor a nuestros seres queridos.

Luego de estar muchos años estudiando, aprendiendo y compartiendo, es obvio que hay una sola cosa que verdaderamente importa, y eso es el amor.  El amor es lo único que podemos llevar en nuestro viaje de regreso. Es lo único que puedes tener que te hará más rico que cualquier billonario. El amor es la frecuencia más alta, y la mejor forma de demostrar el amor, es a través del servicio. El servicio es el acto mayor, y nunca he conocido personas que emulen un espectáculo tan atrevido de amor radical, incondicional y de aceptación como mis hermanos y hermanas en Plenitud PR. 

El amor es la frecuencia más alta, y la mejor forma de demostrar el amor, es a través del servicio.

Paula, una compañera de clase, y Elisa trabajando en Nate's Garden.

El amor que Plenitud PR ha compartido conmigo no solo ha abierto mi corazón a cosas más grandes de las que pude haber imaginado, me ha hecho querer dedicar mi vida al servicio, me ha dado un refugio donde me siento entendida y he aprendido la verdadera definición del amor y el servicio.  Estoy tan orgullosa de mis hermanos, quienes trabajan arduamente para retribuir a la comunidad de Puerto Rico, a las personas que visitan la finca desde lejos, por su habilidad de honrar la tierra de esta forma. Esto me ha brindado no solo paz con el fallecimiento de Nate y amor por el servicio, sino también un amor más grande a través de mi familia de Plenitud PR.  El agradecimiento y la abundancia que siento al ser parte de esta comunidad no puede ser expresada fácilmente con palabras, pero diez años más tarde, el sentimiento continúa viviendo en cada uno de nosotros – y nos une más. 

La memoria de Nate es puro amor y estoy tan agradecido de que exista un espacio para que las personas lleguen y compartan servicio, amor, tiempo y emociones y que les ayude a sentir menos soledad en el proceso de duelo. Eventualmente todes dejaremos el cuerpo físico con el que nacimos, pero mediante actos de servicio y amor, nuestra memoria continuará viviendo por siempre.  


Elisa Edelstein

Elisa Edelstein es una exalumna de Eckerd College y Hamline University que ha estado involucrada con Plenitud PR desde marzo de 2013. Primero llegó a Plenitud PR a través de un viaje de servicio ofrecido a través de Eckerd. Se inspiró para venir a la finca para honrar la memoria de su amigo, Nate, después de su fallecimiento en 2012. El jardín conmemorativo despertó su interés, ¡pero el equipo de Plenitud PR y la intención centrada en el servicio la han hecho regresar durante más de una década!

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