La Luz de Sus Ojos

Hoy me siento inspirada a escribir, en honor al cumple vida de mi madre, Norma Plaza. Norma creció en Adjuntas, Puerto Rico, entre cafetales y mandarinas. Tiene nueve hermanos–un núcleo familiar grande todos dedicados a la agricultura en una comunidad rural montañosa de Puerto Rico, parecida a Las Marías. En el año 1977, esta mujer valiente en busca de educación formal–algo poco común para las mujeres de su época– decide mudarse a San Germán en donde conoce al amor de su vida, Sigfredo. Norma dedicó más de 30 años de su vida a ser maestra y acompañar a jóvenes en riesgo y a sus familias como Orientadora del Departamento de Educación. En las noches trabajaba también como Consejera Académica en la Universidad Interamericana. Trabajó mucho… Luego de retirarse comienza a disfrutar más de su tiempo libre junto a su esposo, nietos, las manualidades y a la agricultura en el hogar. Te digo que…¡ella tiene mano santa para hacer florecer a cualquier planta!

Norma con su esposo Sigfredo y su nieto, Kahlil

Desde niña vi a mi madre ser una líder apasionada conectada a su familia, comunidad escolar y a sus vecinos. Ella tuvo tres hijos–dos nenas, Vivían y yo–Glenis (la mayor) y un nene, Christian. Viniendo de familia grande y unida, nos tocó fragmentarnos físicamente ya que mis dos hermanos tomaron rumbo a vivir en los Estados Unidos–como lo hacen muchas otras familias en el país, debido a las diversas circunstancias y retos socioeconómicos que vive nuestra sociedad en Puerto Rico. Esta situación causa tristeza y desaliento, pero Norma y Sigfredo siguen en unión, comunicación y conexión familiar con mis hermanos persistentemente. 

La distancia física es superable cuando hay amor.

Norma (cuarta desde la izquierda) y siete de sus hermanos.

La Familia Padilla (de izquierda a derecha): Glenis, Sigfredo, Glenis, Christian, Vivian.

Cuando llegó la Pandemia en el 2020, noté que mi Mamá se apagó. La ansiedad y sus cambios de estado de ánimo eran evidentes. No salía de su hogar para nada, vivía muy temerosa de enfermarse y esto la paralizaba y la mantenía en un aislamiento social extremo–sin poder visitar a nadie, ni siquiera a sus queridos hermanos en Adjuntas. Mamá subió de peso, comenzó a tener problemas de desbalance de tiroides y a tener menos control de sus niveles de azúcar. Norma también lleva muchos años sufriendo de altos niveles de colesterol en la sangre, y el año pasado comenzó a sufrir de problemas gástricos agudos. Ella sentía que verdaderamente algo andaba mal, y luego de muchas citas médicas y exámenes físicos, descubre que tiene una hernia en su esófago agravando su digestión.

Norma (al frente) y participantes del curso Alimentación Saña y Bienestar trabajando en una receta grupal.

En ese mismo tiempo que mi madre descubre su condición, yo me entero que Plenitud PR estaba planificando su primer curso piloto con enfoque en alimentación saludable y prácticas de bienestar. Muchas de las prácticas de autocuidado y las recetas basadas en plantas están basadas en los principios del Ayurveda–un sistema de medicina natural que se originó en India hace miles de años. Este curso estaba dirigido a adultos con enfermedades crónicas con el propósito de apoyarles a conocer y crear mejores hábitos alimenticios para prevenir o contrarrestar enfermedades. Cabe recalcar que las tres mayores causas de muerte en Puerto Rico son por enfermedades cardiovasculares, cáncer, y diabetes. Además, el 25% de la población de Puerto Rico son personas de más de 65 años de edad. Aún no sé cómo convencí a Norma, pero logré que se matriculara en este curso de 4 meses de duración. Acordamos que yo la acompañaría ya que participar del curso requería un viaje semanal de 2 horas en carro desde San Germán hasta Las Marías para asistir a talleres de 5 horas de duración con otros 20 participantes de la comunidad. Fue una experiencia que sacó a Norma de su zona de confort y yo quería estar allí para apoyarla en este proceso.

Y así lo hicimos. Este grupo recibió un recetario vegetariano impresionante, cajitas semanales con ingredientes frescos y especias para confeccionar recetas en el hogar, y un diario para impulsar a que cada persona reflexionara por escrito sobre sus experiencias. Estas reflexiones incitaron un diálogo abierto de inspiración en cada clase. Durante el curso, cada participante estaba prestando especial atención a las respuestas físicas y emocionales de su nueva dieta y estilo de vida más consciente. Una de las grandes lecciones que aprendí de la perspectiva Ayurvédica en estos talleres fue que escuchar a nuestro cuerpo con mucha atención nos ayuda a poder tomar mejores decisiones para nuestra salud y bienestar. Acompañar a mi madre a los talleres nos concedió tiempo de calidad para dialogar en el carro y escucharnos con más conciencia. Ambas sabíamos que la meta era buscar sanación y conectar con mayor intención.

De izquierda a derecha: Norma tomando notas en la clase en un supermercado local; los participantes se concentraron en una demostración de cocina; Norma graduándose del curso de Alimentación Saña y Bienestar con las facilitadoras Paula Paoli y Seona Boyle

Testimonio de Norma del curso Alimentación Saña y Bienestar

¡Y lo logramos!  Casi ocho meses después y hemos crecido tanto. Mi madre ha bajado de peso, come menos carne, cocina con más intención, y sus problemas gástricos están bajo control. Las mejoras han sido significativas. Norma se ha convertido en líder del grupo de adultos del Curso de Alimentación Sana y Bienestar y hoy ayuda a coordinar reuniones mensuales que el grupo decidió continuar llevando a cabo voluntariamente. He visto resurgir su verdadero ser– brillando con toda su belleza. A veces nos perdemos en la ansiedad, en la enfermedad y en el aislamiento. Pero en esta ocasión puedo dar fe de que Norma se encontró a sí misma otra vez, y encontró una nueva comunidad de apoyo inigualable. Hoy mi unión a ella es más fuerte y espero poder seguir caminando con ella de la mano, y con la familia de Plenitud PR hacia  nuestro bienestar. Soy testigo de lo que mi amiga Paula Paoli llamaría “un milagrito”. Los ojos de mi Mamá están llenos de luz otra vez. 

Mami, en tu cumpleaños, celebro tu sonrisa, tu valentía, y tu bienestar físico y emocional.Te amo y te estaré eternamente agradecida por ser mi madre.

¡Feliz cumpleaños!


Anterior
Anterior

Cómo el Servicio Abrió Mi Mente y Corazón: Lecciones del Jardín de Nate

Siguiente
Siguiente

La Importancia del Manejo de Agua