La primera vez que llegué a Plenitud PR a través de un viaje de aprendizaje de servicio de mi universidad, no tenía idea de cuánto mi vida se transformaría en sólo una semana con la organización. Llegué a Las Marías en el 2013, el día que cumplí 21 años de edad, lo que me pareció una aparente feliz coincidencia. Digo esto porque la forma en la que supe de Plenitud PR fue un poco no-convencional. Sin embargo, ahora veo, luego de 10 años, que no fue una coincidencia- fue un regreso a casa y a mi familia espiritual.

Cuando llegó la Pandemia en el 2020, noté que mi Mamá se apagó. La ansiedad y sus cambios de estado de ánimo eran evidentes. Ella sentía que verdaderamente algo andaba mal, y luego de muchas citas médicas y exámenes físicos, descubre que tiene una hernia en su esófago agravando su digestión. En ese mismo tiempo que mi madre descubre su condición, yo me entero que Plenitud PR estaba planificando su primer curso piloto con enfoque en alimentación saludable y prácticas de bienestar. Casi ocho meses después y hemos crecido tanto. Mi madre ha bajado de peso, come menos carne, cocina con más intención, y sus problemas gástricos están bajo control. Las mejoras han sido significativas. Los ojos de mi Mamá están llenos de luz otra vez.

Hay dos versos en la canción “Lamento Borincano” de Rafael Hernández Marín que me causan un nudo en la garganta cada vez que los escucho o los canto: “¿Qué será de mi Borinquen (Puerto Rico), mi Dios querido? ¿Qué será de mis hijos y de mi hogar?”

Las últimas dos semanas se han sentido como un torbellino de servicio ininterrumpido que me ha dejado agotado, frustrado a veces y, sin embargo, optimista y agradecido todo a la vez. El domingo pasado, el agotamiento finalmente alcanzó a nuestro equipo: tres días llenos preparando nuestra finca escuela para el impacto del Huracán Fiona, seguidos de una semana completa de 12 a 15 horas de trabajo diario respondiendo a las necesidades de la comunidad.

Tras el devastador impacto del Huracán Fiona por Puerto Rico, activamos en el centro comunitario La Cancha Sana, la cocina comunitaria, para proveer comida caliente a la comunidad y brigadas para ayudar a los agricultores de la zona.

Como parte de esa respuesta inmediata para proteger a la gente y comunidades cercanas, hemos trabajado largas horas para abrir caminos, remover material vegetativo y ayudar a los damnificados con escombros y daños en sus viviendas de sobre 20 familias.

Luego del huracán María, todas nuestras vidas se trastocaron fuertemente, aún para los que practicábamos la cosecha de agua de lluvia y teníamos un dron para recolectar agua para regar las plantas. Para mi familia, mi esposa y mis dos hijos pequeños, nuestro inversor y batería de lancha que usamos para generar electricidad durante los huracanes solo dura 1 - 2 días. Esta vez el reto de dónde conseguir agua de lluvia y electricidad fue impactante y nos llevó a pensar más allá de la caja. Debemos ser resilientes.

Hola. Mi nombre es Myrna Torres y soy la afortunada maestra de seis maravillosos jóvenes con diversidad funcional. Somos el grupo Salón a Tiempo Completo Modificado de la Escuela Superior Eva y Patria Custodio, Las Marías. Conocí a Plenitud por Arlene Ramírez, Terapista Ocupacional de mis estudiantes. ¡INFINITAS GRACIAS, ARLENE!

Para mí las casualidades no existen, existen las causalidades. Por eso, cuando no pude asistir a la primera actividad de Plenitud PR a la que fui invitada, sentí que esa oportunidad se daría en el momento perfecto- algo raro, pero así lo sentí.

El corazón de Plenitud PR es nuestra finca educativa y centro de enseñanza de 15 cuerdas en Las Marías, Puerto Rico. Este es el lugar que yo llamo mi hogar. Mi nombre es John y tengo el privilegio de servir como Director de Operaciones en este pedacito de paraíso tropical. Estoy a cargo de todo, desde utilidades, nóminas, manejo de proyectos, hasta podar árboles caídos y botar la basura. Esta posición me ofrece una ventana hacia todo lo que ocurre en la finca y quiero darte un vistazo de cómo es la vida en Plenitud PR.

Es difícil creer como el COVID-19 ha tenido un control sobre nuestras vidas por más de un año. Durante este tiempo, hemos estado físicamente distantes de nuestras amistades, familias y comunidad para poder protegernos unos a otros. Nos adaptamos a nuevas maneras de mantenernos comunicados, aprendiendo, trabajando y mantenernos conectados. Aquí en Plenitud PR siempre estamos en búsqueda de formas innovadoras de poder servir a nuestra comunidad mientras protegemos a aquellas personas de nuestra área que son más vulnerables a la pandemia.

¡Saludos! Soy Owen, Co-Director de Plenitud PR, y estoy pensando en las maravillosas personas de todas partes que componen la comunidad de Plenitud PR. Les envío mucho amor desde nuestros corazones a los suyos.

Es una época del año muy ocupada aquí en la finca. Entre los proyectos de construcción, la distribución de alimentos del programa Amo Mis Abus, la entrega de kits de arte y jardinería para la niñez de las escuelas locales y mucho más, ¡aquí en Las Marías estamos realmente inmersos en servicio!

Hace 12 años cuando Plenitud era solamente una idea, uno de nuestros mejores amigos,Tim Carter (que cariñosamente llamamos por el apodo de “Gopinatha”), tuvo el corazón de vender una de las herramientas más valiosas de él - su gran piano - para pagar los pasajes de avión que permitieron que Owen fuera a aprender de bioconstrucción en California, y yo y otros compañeros pudiéramos regresar a PR a incorporar la organización y buscar una finca sede.

Cuando sientes que todo comienza a deshacerse, cuando las expectativas que tenemos del mundo se sienten cual alfombra que es arrebatada de debajo de nuestros pies, ¿qué podemos hacer? ¿Dónde conseguimos suelo firme para levantarnos? Es bastante fácil sentir que no hay lugar para estar firmemente en pie, que la inseguridad es demasiado abrumadora para aprender a levantarnos nuevamente. Ninguna persona tiene un marco de referencia previo sobre cómo manejar los retos de este tiempo, por lo que es muy natural sentirse en un estado de “limbo”, un espacio indefinido entre la inestabilidad y la desconexión.

En este momento nos encontramos sintiendo los efectos de la pandemia mundial del Covid-19. Desde desafíos a la salud hasta inseguridad laboral, hasta mayor miedo/ansiedad a cambios drásticos en nuestros ritmos de vida personales, colectivos y más allá; no hay rincón del mundo que no haya sido no tocado por esta crisis. Hay tantas lecciones que aprender, no sólo del surgimiento de la pandemia en sí, sino también de nuestras respuestas personales y comunitarias a lo que estamos experimentando.