Pequeños Actos de Amor

Hola. Mi nombre es Myrna Torres y soy la afortunada maestra de seis maravillosos jóvenes con diversidad funcional. Somos el grupo Salón a Tiempo Completo Modificado de la Escuela Superior Eva y Patria Custodio, Las Marías. Conocí a Plenitud por Arlene Ramírez, Terapista Ocupacional de mis estudiantes. ¡INFINITAS GRACIAS, ARLENE!

Para mí las casualidades no existen, existen las causalidades. Por eso, cuando no pude asistir a la primera actividad de Plenitud PR a la que fui invitada, sentí que esa oportunidad se daría en el momento perfecto- algo raro, pero así lo sentí. Cuando contacté a Paula por teléfono fue pura magia, pues sólo con su voz me transmitió paz y apertura. Durante la llamada me comunicó que en aquel momento no habían actividades en la que mis estudiantes pudieran involucrarse. Aún así, prometió contactarme tan pronto se desarrollarán algunas ideas que tenía en mente. Fiel a su palabra, a un tiempo me llamó para invitar a mis estudiantes a participar de la creación del mural en la cancha del Barrio Altosano en el Centro Comunitario de Las Marías. Esto me pareció la oportunidad perfecta que tanto habíamos esperado.

Con mi equipo de trabajo motivado, nos movilizamos para el viaje; contactamos a Karina, la directora del Programa de Recreación y Deportes del municipio de Las Marías, quien inmediatamente nos facilitó la transportación. Al llegar nos recibieron hermosos rostros llenos de amor dándonos la bienvenida: Paula, Natalia, y Owen entre otros. Paula nos compartió el propósito de la creación del mural: para traer color y vida al Centro Comunitario de Las Marías, un espacio de apoyo comunitario y resiliencia. Luego de conocer a todos los curiosos jóvenes, Natalia llevó a los y las estudiantes a sus estaciones de pintar y les explicó sus tareas. ¡Entonces fue manos a la obra! Cada uno de los chicos y las chicas se tomó muy en serio su encomienda y realizaron un trabajo en equipo hermoso y esmerado. No podía creer lo concentrados que estaban… La música, el paisaje y el arte fueron bálsamos y terapia para los agobios de la rutina y los problemas de la cotidianidad. Fuimos felices al ver lo que son capaces de hacer. Mi equipo de trabajo- Yalitza, Jeisy y Ángel- estuvo apoyando a las y los jóvenes en cada pincelada con la paciencia y el amor que les distingue. Gracias equipo, ¡son los mejores! Todo fue perfecto.

Después del trabajo, compartimos un delicioso almuerzo preparado por Mónica con productos cosechados en la finca de Plenitud PR. Los métodos de agricultura libre de químicos aportan un sabor único a todo lo que cosechan y crean una deliciosa experiencia gastronómica. En el proceso de despedirnos, uno de los chicos vió un micrófono cerca de la bocina de la música… ¡Ahí se formó la fiesta! Descubrí que a mis estudiantes les encanta bailar y cantar con el micrófono en mano.

Fuimos libres, felices, y agradecidos por la experiencia.

Por el excelente trabajo del equipo, Paula nos invitó a continuar la obra el próximo viernes. En el momento pensé: “Paula tiene el mismo nivel de locura que yo, ¡y eso no acontece mucho!”. Por esto dijimos: “Si, ¡aceptamos!”. Nuevamente recibimos el apoyo de Karina y el resto del equipo. Para este día, el grupo iba activado y emocionado por compartir con todos los voluntarios y las voluntarias de Plenitud PR nuevamente. Esta vez nos recibieron Paula y Migdalia, que con su energía eléctrica nos pusieron a bailar y a gozar tempranito. Mientras tanto, Natalia fue organizando las tareas para cada estudiante. A la hora de comenzar a pintar, Paula ayudó a calmar las energías con ejercicios de yoga, meditación, respiración profunda y equilibrio. Un total silencio nos acompañaba… Quedé sorprendida al ver cuán relajados y relajadas estaban los y las estudiantes. Al final del día, con el alma llena de gratitud, nos retiramos de aquel lugar lleno de tanta gente que nos abrió su corazón y nos dió la oportunidad de demostrar que querer es poder, que fuera del salón de clases también se aprende.

De estos inolvidables días con Plenitud PR, aprendimos destrezas importantes para la vida como: trabajo en equipo, solidaridad, respeto a quienes aprenden de forma diferente, aceptación, amor, inclusión, empatía, resiliencia, y respeto a la diversidad y al medio ambiente.

También aprendimos cómo pequeños actos de amor desinteresado hacen grandes impactos.

Gracias a Plenitud PR por darnos la oportunidad de colaborar con su hermoso proyecto comunitario y exponer las capacidades de mis estudiantes. Limitaciones tenemos todos y todas, la discapacidad radica en aquellos que no son capaces de ver cuán lejos podemos llegar si tenemos voluntad, y cuán lejos pueden llegar nuestros jóvenes con necesidades especiales si se les brinda la oportunidad de integración y se les trata con respeto y empatía. Otra vez, gracias. Continúo deseosa de seguir participando en nuestra alianza eco-educativa colaborativa para crear experiencias como éstas, que son esenciales para empoderar a la juventud con diversidad funcional de nuestro amado pueblo de Las Marías.


Anterior
Anterior

Resumen de Recetas Navideñas Puertorriqueñas

Siguiente
Siguiente

Un Supermercado en su Patio